lunes, 21 de noviembre de 2016

La Orden de Santiago en la Batalla de Alarcos



La Orden de Santiago es una orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el Reino de León. Debe su nombre al patrón de España, Santiago el Mayor. Su objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la península ibérica.

La orden tuvo su origen en la ciudad de Cáceres a partir de la anterior orden de los Fratres de Cáceres. El obispo de Santiago de Compostela fomentó esta conversión a cambio de que la dicha orden, en su avance reconquistador hacia el sur, no reclamase la devolución del arzobispado a Mérida, donde había estado hasta que la invasión de los musulmanes recomendó su traslado al norte, a Santiago de Compostela.1 Tras la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron la Orden a la Corona de España y el papa Adriano VI unió para siempre el maestrazgo de Santiago a la corona en 1523.

 La insignia de la Orden es una cruz gules simulando una espada, con forma de flor de lis en la empuñadura y en los brazos. Los caballeros portaban la cruz estampada en el estandarte y capa blanca. La cruz del estandarte tenía una venera en el centro y otra al final de cada uno de los brazos.

Las dos flores de lis de las extremidades laterales representan el honor sin mancha, que hace referencia a los rasgos morales del carácter del Apóstol.3

La espada representa el carácter caballeresco del apóstol Santiago y su forma de martirio, ya que fue decapitado con una espada. También puede simbolizar, en cierto sentido, tomar la espada en nombre de Cristo.

Según relata la bula fundacional, estos caballeros, arrepentidos de la vida licenciosa que hasta entonces habían llevado, se habían unido previamente bajo unos mismos Estatutos y decidieron formar una congregación para defender a los peregrinos que visitaban el sepulcro de Santiago Apóstol en Galicia y para guardar las fronteras de Extremadura.

Anteriormente a 1170, los primeros que tuvieron la idea de acudir al socorro de los numerosos peregrinos que se dirigían a Compostela, fueron los canónigos regulares de San Agustín. Vivían bajo la obediencia de un prior elegido y confirmado por ellos en el convento llamado de San Loyo o San Eloy de Loio, cerca de Compostela, fundado a ejemplo de los caballeros de la Orden de Calatrava, que también estaba destinada a proteger la seguridad de los caminos.
La fundación religiosa hay que atribuírsela al rey Alfonso VIII de Castilla, con la aprobación del papa Alejandro III mediante una bula otorgada el 5 de julio de 1175 en Ferentino, cerca de Roma, con el fin de que fueran criados en temor a Dios.
Los caballeros santiaguistas estuvieron presentes en todas las acciones guerreras de la Reconquista y sus territorios se extendieron principalmente por La Mancha. A esta Orden pertenecían pueblos de las actuales provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia.
En tiempos del tercer maestre, Sancho Fernández de Lemus, los almohades comandados por el califa Abu Yaqub Yusuf al-Mansur (Yusuf II), vencedor en la batalla de Alarcos en 1195 frente a Alfonso VIII y donde encontraron la muerte diecinueve santiaguistas, realizaron una ofensiva general por tierras de Castilla, llegando hasta Uclés dos años más tarde. El maestre, en medio del desconcierto de los reinos cristianos, resistió en el castillo ucleseño con sus gentes, mientras otras fortalezas, como las de Madrid y Guadalajara, se sometieron a Yusuf II.8 16


Los caballeros de Santiago participaron en la reconquista de las comarcas de Teruel y Castellón y combatieron en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que el maestre Pedro Arias murió junto a un gran número de caballeros santiaguistas.

sábado, 15 de octubre de 2016

Nuestro Rey Alfonso X El Sabio Fundador de Ciudad Real



Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla y de León entre los años 1252 y1284, nació en Toledo en el año 1221. Hijo primogénito de Fernando III, a quien sucedió en 1252 y de Beatriz de Suabia. Contrajo matrimonio con Violante, hija del rey Jaime I de Aragón.

Impulsó la Reconquista tomando plazas como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla y Cádiz (1262). Hizo frente a una sublevación de los musulmanes de sus reinos, promovida por los reyes de Granada y Túnez (1264). Repobló Murcia y la Baja Andalucía. E incluso continuó el avance frente al Islam pasando al norte de África, al enviar una expedición a Salé (1260). Otra parte de sus esfuerzos hubo de dedicarlos a reprimir rebeliones interiores, como la protagonizada por el infante Enrique y varios nobles (1255), la que se produjo en Vizcaya (1255) o la que encabezó el infante Felipe (1272).
Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Alfonso de la Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su segundo hijo, Sancho IV, siguiendo la tradición castellana (quizá para evitar un enfrentamiento inmediato con éste). Un intento posterior de hacer al infante de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso (1282). Éste, confinado en Sevilla, buscó apoyo en el rey benimerín; pero murió antes de haberse enfrentado con Sancho. En su testamento desheredaba a Sancho y reconocía como sucesores a los infantes de la Cerda, dando así motivo para nuevas disensiones.
Alfonso X y su hijo Sancho IV

Pero sobre todo, el reinado de Alfonso destacó en el orden cultural; por ejemplo, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua oficial. Reunió en su corte a sabios y eruditos de las tres religiones peninsulares (cristianos, musulmanes y judíos), creando escuelas de investigadores y traductores en Murcia, Sevilla y, especialmente, Toledo; su labor ayudó a transmitir al Occidente cristiano importantes elementos de la cultura oriental y de sus raíces clásicas (traducción al castellano de la Biblia, el Corán, el Talmud, la Cábala, Calila y Dimna…). El propio rey dejó una abundante obra escrita, tanto literaria (Cantigas de Santa María) como histórica (Crónica general, Grande e General Estoria) y científica (Libros del saber de astronomía, Lapidario…). Por otro lado, promovió una importante labor jurídica, con la promulgación del Fuero Real, las Leyes del Estilo y las Siete Partidas; este último código, de larga influencia en el ordenamiento castellano y español, supone la recepción del derecho romano en Castilla, incorporándose a la corriente europea del «derecho común».
Alfonso X 

Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos. Desde 1272 un sector de la alta nobleza se enfrentó al monarca. Además, la muerte en 1275 del infante Fernando, primogénito de Alfonso X, abrió un disputado pleito de sucesión. Los hijos de este infante, los llamados infantes de la Cerda, Alfonso y Fernando, pugnaron por la sucesión a la Corona con el infante Sancho, segundo de los hijos de Alfonso X. Finalmente fue este último infante el que consiguió imponerse en el trono.

Una de las facetas más importantes de su reinado fue su labor legisladora, indisolublemente ligada a la introducción en Castilla y León del Derecho Romano. Bajo su impulso se organizó un formidable corpus de textos jurídicos, tanto doctrinales como normativos. Sus obras más significativas en este terreno fueron el Fuero Real, el Espéculo y las Siete Partidas.

Las grandes realizaciones del monarca en el campo de la cultura le merecieron con justicia el apelativo de 'Sabio'. La nota más singular de su empresa cultural fue su vinculación simultánea a Oriente y Occidente. Con él se desarrolló en la Corona de Castilla una cultura de síntesis, en la que entraban ingredientes tanto cristianos como musulmanes y judíos.

La fecundidad de la colaboración entre intelectuales de las tres culturas tiene su máxima expresión en la Escuela de Traductores de Toledo. En el campo de la poesía Alfonso X nos ha transmitido un espléndido repertorio de Cantigas, siendo las más conocidas las de carácter religioso o de Santa María.
El monarca castellano-leonés potenció notablemente los estudios musicales y en el terreno propiamente recreativo destaca la obra que salió de los talleres alfonsinos llamadas Libros de axedrez, dados e tablas.

El origen de Ciudad Real está estrechamente vinculado a los avatares del antiguo asentamiento de Alarcos. Los intentos de repoblación, entre los siglos XII y XIII por parte de los monarcas cristianos en este lugar resultaron infructuosos. Es por ello que Alfonso X decidió fundar una ciudad en una nueva ubicación, a 9 km de Alarcos, en la aldea conocida como Pozuelo Seco de Don Gil. Esto ocurre en 1255. Mediante una carta puebla el rey concedió privilegios de poblamiento, definió el trazado de la ciudad y ordenó la construcción de una muralla que la rodease con 130 torres y siete puertas. Se le dio el nombre de Villa Real.
Carta Puebla de Villa Real ( Ciudad Real )
El territorio en el que se fundó la ciudad era el corazón de los dominios de la orden militar de Calatrava. Alfonso X quería contrarrestar la enorme influencia de esta orden militar, protagonista de las guerras de la reconquista, creando una localidad de realengo, sometida a su autoridad.

La población se asentó con grupos de habitantes de religión cristiana, musulmana y judía. Contaba Villa Real con una de las juderías más importantes de Castilla.

Todas las fuentes históricas coinciden en que la Ciudad Real fue diseñada personalmente por Alfonso X, hijo de Fernando III el Santo, y casado con la Reina Violante de Aragón, hija de Jaime el conquistador, en 1255 con el objetivo de paliar en lo posible la fortaleza que ostentaban las órdenes militares especialmente la de Calatrava. El diseño era una casi perfecta elipse totalmente amurallada con una longitud de 4.600 metros, siete puertas de la época y una nueva abierta en el siglo XVII para dar accesos al convento de las carmelitas descalzas construido extramuros de la ciudad, donde se ubicó el hospital municipal; en el recinto había 133 torreones que servían para defensa y dar fortaleza a toda la muralla.


Entre la puerta de la Mata y la de Granada, el mismo rey Alfonso X construyó el famoso Alcázar Real más como residencia que como fortaleza aunque esta cualidad también la tuvo sobre todo por las escaramuzas constantes de los calatravos. La construcción se realizó pegada a la muralla formando parte de ella como ocurre con la catedral de Ávila que sirve al mismo tiempo de muralla de la ciudad y lugar de templo.

En el Alcázar Real muere en 1275 Don Fernando de la Cerda, hijo primogénito de Alfonso X cuando se proponía partir para combatir a los moros en Andalucía. En el Alcázar Real se hizo proclamar Rey de Castilla y León Sancho IV el Bravo a la muerte de su hermano Don Fernando. Tan importante fue el alcázar que en él Alfonso XI, hijo de Fernando IV de Castilla y de Doña Constanza de Portugal, celebró las famosas Cortes de Castilla y de León en 1348, máximo órgano de representación de las ciudades y la nobleza de Castilla y León, con objeto de elaborar el Ordenamiento de Villa Real, compilación de la Leyes de la Corona. En él fueron recibidos por el rey Alfonso XI los embajadores del Rey de Marruecos en 1344 en reconocimiento de la batalla de Tarifa. Igualmente el rey Alfonso XI llamado el Justiciero porque a los embajadores o enviados del Maestre de Calatrava Don Juan Núñez le mandó cortar las manos por traidores en 1335. Sabemos que Enrique III Rey castellano en 1396 permutó la dote de la reina Beatriz de Portugal, hija de Doña Leonor Téllez de Meneses reina de Portugal, otorgada por su marido el rey Juan I de Castilla, en el sentido de cambiar la plaza de Béjar por la de Ciudad Real por lo que la Reina portuguesa se la conoce como señora de Villa Real y por lo tanto dueña del Alcázar Real.